viernes, 3 de noviembre de 2023

Canciones desde el Búnker | Un mar en el asfalto

Nieves escribe unos textos geniales e inventa mundos de palabras, imágenes y metáforas, y a veces aparezco en sus universos y le suma poesía a mi vida, y también le pone palabras a mis mañanas y bailes a mis noches y le agrega cometas a las constelaciones de mi cuerpo.

Hace omelettes y yo bato los cafés y a veces quemo las tostadas, y a veces quiero desayunar dulce y a veces salado así que a veces les pongo mermelada y a veces compro jamón y queso y hago tostados y ella trae arándanos y paltas, y a veces salimos al balcón a tomarnos lo que queda del café rodeados de plantas, y los pájaros pasan cantando cerca nuestro, y los árboles ocultan un poco el gris de los edificios, y esas veces las mañanas son más lindas de lo habitual.

Y a veces vemos el atardecer juntxs y allá a lo lejos las nubes parecen playas, y nos imaginamos el mar como si estuviéramos viéndolo desde una montaña y aunque sea por un instante nos teletransportamos lejos del asfalto y nos invade ese sentimiento de paz que traen la inmensidad, el cielo abierto y el sol cayendo sobre el horizonte.

Y a veces duerme abrazada a mí y apoya la cabeza en mi pecho. Y apaga el despertador a la mañana y se vuelve a abrazarme tipo garrapata y yo también la abrazo y me dan ganas de quedarme todo el día así.

Y a veces la hago reír. Y a veces me hace cantar. Y a veces nos hacemos bien, y nos miramos, y nos mordemos, y nos buscamos. Y a veces nos alejamos y nos duele no entendernos pero después volvemos a acercarnos. Porque a veces pasan muchas cosas pero siempre nos queremos.

Y me pierdo en la curva que dibuja su sonrisa mientras nos imaginamos un mar en el asfalto, y discuto con mis miedos y me dejo llevar, y me compro un pasaje hasta su mundo de palabras porque desde hace algún tiempo Nieves es mi viaje favorito.



#CancionesDesdeElBunker #RodrigoSoler #UnMarEnElAsfalto

jueves, 2 de noviembre de 2023

¡ESTE VIERNES CANCIÓN NUEVA! Compuse “Un mar en el asfalto” y la estreno en #CancionesDesdeElBunker

Hace mucho que no saco una canción que haya escrito yo solo. Durante un tiempo no compuse porque no sabía sobre qué quería escribir, qué quería decir ni cómo quería contarlo. Quizás no escribía porque no lo necesitaba o quizás quedaba todo dando vueltas adentro de mi cabeza.

Esta canción es nueva, aún algo tosca, aún algo torpe, como todxs cuando el amor nos atraviesa y nos desarma y estamos entre el vértigo, la adrenalina y la incertidumbre. Vamos como podemos, como nos sale. Corrigiendo sobre la marcha. A veces con todo y a veces a pesar de todo. Pero con la fuerza de lo nuevo, de lo lindo, de lo que nos hace bien.

Discutiendo con mis miedos aceptamos la posibilidad de perder a cambio de la oportunidad de ganar, y nos dejamos llevar por el amor aunque algún día pudiera dolernos, porque ellos y yo tenemos nuestras diferencias pero decidimos apostar por las historias que nos hacen sentir vivos. Si vamos a vivir, vamos a vivir de verdad.

El muñequito de la portada me lo regaló Nieves, que también me da el amor que me hizo componer esta canción y que viaja conmigo a buscar un refugio en medio del caos, un instante de paz, un escape que no signifique huir sino teletransportarse
a algún lugar que nos haga felices, y así ganarle al gris de la ciudad y de la vida inventando juntxs un mar en el asfalto.



#CancionesDesdeElBunker #RodrigoSoler #UnMarEnElAsfalto

 

viernes, 20 de octubre de 2023

Sobre las elecciones presidenciales en Argentina de este domingo.

Vienen por nuestros derechos, por nuestro futuro, por nuestro bienestar. Vienen a vender todo lo nuestro, a repartirse el país entre ellos y a llevársela afuera. Vienen a robarse el litio y el gas. Vienen a quedarse con los trenes. Vienen a asegurarse de que no levantemos la cabeza por un largo rato y así poder aprovecharse de nuestra desesperación. Nada mejor puede venir de alguien que quiere permitir vender personas, que quiere dejar que la gente vaya armada, que quiere privatizar la salud y la educación para que sólo tenga acceso quien pueda pagarla, que quiere habilitar la venta de órganos, que quiere dejarnos sin moneda nacional y convertirnos en una sucursal de Estados Unidos, que quiere vender el desarrollo científico del país al mejor postor, que ataca directamente a nuestro cine y a nuestra cultura. Nada mejor puede venir de alguien que piensa que somos lo peor y que odia todo lo que hace grande a este país. No nos peguemos un tiro en el pie, no votemos en contra nuestra.

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jueves, 15 de junio de 2023

Mis ganas de incendiar Telecentro

Mis ganas de incendiar Telecentro se consolidaron fuertemente la quinta vez que llamé para dar de baja la televisión por cable –que había contratado sólo para ver el mundial– sin perder el descuento de internet que tenía antes de eso, tal como me habían prometido que sucedería. El sistema automatizado de whatsapp me ofrecía pagar un 50% de descuento durante un año pero si daba de baja el cable perdía el descuento y pagaba casi lo mismo. Me quemaron tanto que di de baja todo.

A las 5 de la tarde se cortó internet. Me di cuenta que no iba a poder trabajar, así que decidí aceptar la oferta que me habían mandado minutos antes para luego darlo de baja días después ya teniendo otra compañía. Como no volvía internet, más tarde llamé por sexta vez, más quemado que Telecentro si hubiera llevado a cabo mi deseo, pero esta vez me atendió Agustina.

No sólo revisó todo mi caso y me contó que me estaban cobrando el hd sin haberme avisado sino que me lo bonificó automáticamente. Entre el beneficio por no irme y lo que me bonificó ella, el abono de 4630 pesos terminó teniendo tal descuento que mi cuota mensual de internet, teléfono fijo y cable quedaba en 550 pesos.

Nos sorprendimos los dos. Pude sentir su genuina alegría por haberme conseguido esa ganga. Lo chequeó y daba eso. Hubo como un pacto tácito de no toquemos nada que esto es un golazo y si no querés tele no la prendas, y un agradecimiento improvisadamente torpe pero sentido de mi parte. Con un poco de empatía logró no sólo que me quede, sino también que tenga televisión por cable después de 10 años.

Telecentro tiene unos infames tiempos de espera en el teléfono mientras te repite una y otra vez que también podés hacerlo por internet o por la app como diciendo por qué no nos dejás de romper las pelotas y aprendés a manejarte solitx, tiene personas en atención al cliente como lxs cinco con lxs que hablé antes que sólo saben leer el guión y repetirlo sin escuchar lo que dicen ni intentar solucionarte nada.

Tiene un whatsapp automatizado que me hizo admirar a quien les sacó dinero por algo que funciona pésimo y es tan básico que sólo entiende sí o no sin ningún matiz, tiene una insoportable insistencia a que te aprendas tu número de cliente cuando pueden buscarte por dni mientras me pregunto de qué carajo les sirve que me aprenda eso, y un montón de otras cosas odiables.

Pero también tiene personas como Agustina, que me hacen acordar que las multinacionales no tienen corazón pero algunxs de lxs que trabajan ahí sí. Y cansado de esos peoncitos desclasados que defienden megaempresas como si les fueran a dar acciones de la compañía por ello, encontré a alguien que en lugar de dedicarse a odiar a los clientes intenta ayudarlos y se alegra cuando lo consigue. Así que seas quien seas, gracias. Les deseo a todxs muchas más agustinas y muchos menos telecentros.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Canciones desde el Búnker : Julieta y el jinete del nogal

Cuando era chico íbamos a San Bernardo y mi abuela Aurora vino un par de veces con nosotros. No iba mucho a la playa, le gustaba más ir a tomarse un cafecito a un bar, a dar una vuelta o quedarse escuchando la radio. Tenía un carisma especial y charlaba con todo el mundo, así que a los tres días ya la conocían todxs.

Una noche mis viejos salieron juntos y me quedé con ella. Entonces nos fuimos al Bingo de la vuelta de casa y –como se había hecho amiga de los de seguridad– les pidió que me dejen pasar, que me quedaba quietito al lado de ella, argumentando que no tenía con quién dejarme. Al sentarnos en la mesa pidió dos cartones, me pasó uno y me dijo “vos si tenés línea o bingo avisame que yo lo canto”.

El árbol de navidad de la portada era de ella. Se cansó del trabajo que le generaba cada año armarlo, colgarle guirnaldas y adornos para usarlo sólo un mes, así que se compró este en miniatura –que ya venía decorado– y cuando terminaban las fiestas lo guardaba como estaba en la cómoda hasta el próximo diciembre.

Sobre la cómoda tenía réplicas de tres cuadros famosos: La maja desnuda y La maja vestida, de Goya, y Las Meninas, de Velázquez. Adoraba a María Callas y me hizo escuchar ópera por primera vez. En el segundo cajón guardaba los manteles, y debajo de ellos siempre tenía escondida una tableta de chocolate Águila que nos convidaba cuando íbamos con Romi.

Tenía una cocina muy chica, que olía siempre a una mezcla entre salsa y humo de tabaco que a día de hoy me sigue transportando a ella. Fumaba cigarrillos mentolados More, unos finitos y largos de color marrón oscuro. Tenía una mesa diminuta donde se sentaba a fumar mientras cocinaba. Hacía un arroz con calamares increíble.

Los Papá Noel azul y rojo los trajo Romi la navidad pasada y se los agregamos. Cada diciembre sigo poniendo ese árbol en mi casa y cada enero vuelvo a guardarlo así como está en el placard, porque no me interesan mucho las tradiciones pero sí recordarla a ella, y ese es el pequeño homenaje que cada año le hago a mi abuela Aurora.




NUEVO #CancionesDesdeElBunker con Daniel Hare y Manu Clavijo

#RodrigoSoler #DanielHare #ManuClavijo

lunes, 22 de mayo de 2023

ESTE MIÉRCOLES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con Daniel Hare y Manu Clavijo!

Esa tarde en Madrid llegó primero Manu, e hizo una toma de violín tan hermosa que no hizo falta ninguna más. Y como si fuera poco, luego metió unas voces divinas. Al rato llegó Dani, dejó unas estrofas geniales y agregó una guitarra precisa, que le da un toque justo a la intro.

Con Dani y Manu nos cruzamos en muchos bares de cantautores, recitales, micrófonos abiertos, cumpleaños, casas de amigxs. Admiro mucho su talento, su perseverancia en la música, y también su generosidad para agregarle belleza a mi canción.

Dani estuvo hace tres años con Fran grabando en mi casa para Directo en Baires durante su gira por Latinoamérica. Con Manu compartimos escenario durante mi última gira española, cuando di un show en Madrid junto a mi hermano Aitor y su banda –de la que él es parte– en una noche de música, amigxs, risas y festejos.

Fue en 2018 y yo había ido –en una especie de sueño cumplido– a tocar en el Festival Gigante. Armé una banda con amigos músicos de allá y viajé con Chufit desde Argentina, sólo teníamos 2 ensayos para ensamblar todo el repertorio.

Ese año tocaban Enrique Bunbury, El Kanka, y Dorian, entre otros. Y también Lichis, que había sido el alma máter de La Cabra Mecánica, mi banda favorita de España durante los años que viví ahí. En 2003 descubrí “Ni jaulas ni peceras” y desde ahí no paré de escuchar su música, de recomendarlo, de dedicarlo.

Abrimos el tercer día del Festival, el sol quemaba y hacía muchísimo calor. Recién abrían las puertas así que sólo nos vieron lxs que llegaron temprano, pero además estaban todxs mis amigxs de allá, y también –a la izquierda del escenario, apoyado en una de las barras y acompañado por su mujer– estaba Lichis. Vino a verme y se quedó todo el show escuchando mis canciones, algo que recordaré por siempre.

Tocar en un Festival importante en España, con amigxs arriba y abajo del escenario y con Lichis entre el público, hizo que toda esa aventura de diseñar una gira, cruzar el mar, armar una banda en dos ensayos y tocar bajo el rayo del sol en pleno verano, valiera absolutamente la pena.





#RodrigoSoler #DanielHare #ManuClavijo
#CancionesDesdeElBunker #JulietaYElJineteDelNogal

miércoles, 12 de abril de 2023

Canciones desde el Búnker: Memoria de pez

Cuando a Luis –mi viejo–  lo llamó Víctor para que lo acompañe a dirigir al Cádiz en la Segunda División española, no se imaginaba que iba a ser el club de su vida. Yo vivía en Madrid, así que toda esa temporada me la pasé yendo a Cádiz, y adonde jugaran. Viajaba en autobús, me tomaba el último del día –que salía a las doce de la noche– me iba a los asientos del fondo, me acostaba a dormir y a las ocho de la mañana me despertaba justo enfrente de la casa de mi viejo.

Me acuerdo que el estribillo de esa canción lo compuse ahí en Cádiz, volviendo –quién sabe de dónde– a las 6 de la mañana. Caminaba por la Avenida 4 de diciembre llegando a la Playa de la Cortadura con las habituales preguntas existenciales de esas horas y empecé a componer la letra sobre una melodía que fui improvisando. La grabé a capella en el celular con esa voz inconfundible de las 6 de la mañana pero con la urgencia que acusa el título de la canción.

En uno de esos viajes conocí Caños de Meca, uno de mis lugares en el mundo. Es un pueblito costero de casas blancas al borde de un pequeño acantilado que va formando calas pequeñas. Como en el mar hay piedras gigantes hundidas, desde el acantilado se puede ver el agua turquesa con sus distintos tonos
de azul. Dicen que algunos días se ve la costa de Tánger, la ciudad marroquí que está justo enfrente.

Cádiz tiene una alegría contagiosa en su gente, unas playas de ensueño, una comida deliciosa, y bueno, el club tiene la mejor hinchada del país. El año en que llegaron, a Luis y Víctor los dirigentes les pidieron clasificar entre los siete mejores y terminaron saliendo campeones – en la cancha del Xerez, su máximo rival– y llevando al equipo a Primera después de doce años. La ciudad enloqueció. La fiesta fue apoteósica.

Al otro año, recorrí medio país siguiendo al Cádiz y pude verlo a mi papá en el Bernabéu y en el Camp Nou, contra el Real Madrid de Zidane y el Barcelona de Ronaldinho. Uno de esos momentos que me llenan de orgullo y me quedan para siempre, porque para ciertos recuerdos del corazón no existe la memoria de pez.





NUEVO #CancionesDesdeElBunker con @soyunadadu y @elenitakata

lunes, 10 de abril de 2023

ESTE MIÉRCOLES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con Dadu y Elenitakatá!


Este video lo grabamos con mi hermano Nicola en su casa –que era también el histórico set de Directo en Lavapiés– un tiempo antes que la gentrificación que sufre el barrio hiciera que se vendiera el edificio completo a un fondo buitre y todos los inquilinos tuvieran que buscarse la vida.

Con Dadu nos conocemos desde hace más de diez años y es una de mis grandes amigas. La admiro muchísimo como compositora y como actriz. Tiene un talento hermoso para el humor y me divierto un montón con ella, arriba y abajo del escenario. Hace unos años grabamos un video de su genial Cumbia Wi-fi vestidos de novios, yo con traje y moño, ella con vestido blanco y una peluca fucsia.

Con Elenita compartimos varias noches de micros abiertos en el Calvario –el histórico bar de cantautores de Lavapiés–. Yo había ido de gira a presentar Amores Bonsái, y ella estaba estrenando su proyecto de Elenitakatá. Me gusta mucho su manera de componer y la alegría de su música. Tenemos muchos amigxs queridxs en común de ambos lados del Atlántico, así que ya me caía bien desde antes de conocerla.

Ese día filmamos dos videos. Además de Dadu y Elenita grabaron Manu y Dani y al terminar bajamos todxs a tomar cañas al Mercado de San Fernando, a pocas cuadras de ahí. Era pleno verano y el barrio estaba radiante, colorido, lleno de gente, con esa alegría multicultural que lo caracteriza.

Después me fui con ellas y con Yamila al recital de María Pelae en las Fiestas de San Lorenzo. No teníamos entrada pero un fuerte amago de tormenta hizo desistir a algunos de los que la tenían y se liberaron lugares. Gran show, mucha energía. Creo que fue el único concierto que vi estilo pandemia con sillas cada dos metros y barbijos.

Unos días después volví a Buenos Aires, pero recién en la primavera siguiente grabé mi parte del video. El encendedor que está en la portada me lo regaló Elenita el día que filmamos. Nicola y el set de Directo en Lavapiés dejaron el barrio al año siguiente y se mudaron a Cuatro Vientos.



#RodrigoSoler #Dadu #Elenitakatá #MemoriaDePez

 

miércoles, 1 de marzo de 2023

Canciones desde el Búnker: Cuando te vas

Conocí a Vanesa en un bar de la calle Fuencarral. Era amiga de la Punky, que a su vez era amiga de Sergio, mi compañero de piso. Me había mudado a Malasaña un año antes con él y Juankar, después de separarme de Cecilia, dormir una semana en el sillón de Gustavo y encontrar un anuncio en la pared de un estanco sobre una habitación libre.

Poco después empezamos a salir. Vivimos dos años increíbles –porque juntos éramos maravillosos–, seis meses en crisis –porque ninguno supo decir qué necesitaba–, y un tiempo en el que estábamos separados pero a veces dormíamos juntos y que nos terminó llevando a esos finales que duelen tanto que te hacen escribir canciones sobre ellos.

En un arrebato de literalidad la vida hizo que mi última casa con Vanesa quedara en la Calle del Desengaño, a metros de la Gran Vía.
Desde el balcón veía las peleas de los dealers, los proxenetas, las prostitutas, los yonkis y la policía en la puerta de mi casa. Cosas que te da vivir en el centro de Madrid.

Cuando me mudé a Lavapies escribí esta canción. Jugaba mucho al PES con Iván para no pensar en ella, pero también me pasaba horas en mi habitación escribiendo, a modo de catarsis o exorcismo. Nadia hacía teatro con nosotros y venía siempre a casa y mirábamos películas lxs tres juntxs. Meses después nos mudamos a San Vicente Ferrer 17.

Uno de los tantos trabajos que tuve en mi vida fue haciendo promociones de bebidas alcohólicas en discotecas de toda España. Hice de actor, presentador, coordinador y hasta de bailarín, una vez que faltó uno. Sandra era bailarina en esas fiestas y Vanesa me había hecho escenas de celos por ella.

Cuando me dejó, la vi varias veces –quizás un poco por despecho, un poco por mi autoestima, pero sobre todo porque Sandra era divina y tenía una alegría natural que contagiaba–. Hasta organizamos una orgía que salió fantástica, una noche de verano en mi casa de Malasaña.

El dardo que está en la portada de este video era de un kit que se regalaba en esas promociones y lo puse en representación de algunas de todas las cosas que hice cuando Vanesa se fue. 



¡NUEVO #CancionesDesdeElBunker!
Con el maestro Zambayonny hicimos mi canción Cuando te vas.
#RodrigoSoler #ZambaYonny #CuandoTeVas

lunes, 27 de febrero de 2023

ESTE MIÉRCOLES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con el grosso de Zambayonny!

Un día me llamó Romina y me dijo que tenía entradas para ver la presentación oficial del nuevo disco de Zambayonny –Hotel de Canciones– en el Teatro Ópera. Yo conocía su música pero nunca lo había visto en vivo. Esperaba encontrar un montón de esas letras que te hacen reír con un poco de culpa mientras te mirás con el de al lado como diciendo “¿Posta dijo eso?”, pero encontré mucho más.

No había escuchado sus últimos discos, en los que había dejado un poco sus letras más bestias para contar historias desde otro lugar, y me sorprendió muchísimo. El show estuvo increíble. La banda maridaba perfecto con ese lado de él que no conocía, y al final de la noche –cuando las canciones más animales llegaron– la barra brava de Zamba copó las primeras filas y las transformó en una popular a puro estribillo.

Años después lo conocí en persona, cuando él y Rafa vinieron a casa a filmar a dúo para Directo en Baires. Fue una gran tarde entre canciones, charlas de fútbol –Rafa aún dolido por la partida de Messi del Barcelona– y también de bares, shows y ciudades a ambos lados del Atlántico.

Este video lo filmamos un año después, durante el Mundial de Qatar. Como buenos futboleros elegimos el 12 de diciembre porque no había ningún partido. Al día siguiente, Messi –como si aún fuera ese nene de veintipocos años que maravillaba a Rafa en el Barcelona– lo sacó a pasear a Gvardiol durante sesenta y cinco metros y se la dio en bandeja a Julián Álvarez para llevar a Argentina a la final del mundo.

Sentí que “Cuando te vas” era la letra mía que más ganas tenía de cantar con Zamba. Es una canción especial para mí y es un honor cantarla con él, primero porque admiro su forma de escribir, sus rimas, sus historias, su talento para la ironía y su facilidad para la incorrección política. Y segundo, Francia.


#RodrigoSoler #Zambayonny #Cancionesdesdeelbunker #Cuandotevas


miércoles, 15 de febrero de 2023

Canciones desde el Búnker: A la orilla de lo increíble.

Mientras escribíamos la letra con unos acordes de Mike, unos míos y el cadáver exquisito con el que arrancamos, me imaginé la estación de Retiro, el andén de madrugada, el cambio de energía entre el fin de la noche y el comienzo del día, el despertar de la ciudad como metáfora de resurrección.

La última vez que me tomé un tren en Retiro fue antes de la pandemia. Nos fuimos con Mailé a Tigre a pasar el día. En el viaje pasó un vendedor ambulante ofreciendo el Uno. Compré un mazo y se lo regalé a ella. También fue Nico –que hizo en bicicleta esos 30 km–, y allá nos esperaba Iván. Fuimos a comer al lado del río y luego nos sentamos en el embarcadero a fumar. Nos volvimos poco antes del anochecer.

Una vez viajé en tren a La Pampa. Salía de Once y tardaba 15 horas en hacer 545 km porque las vías estaban viejas y si iba más rápido descarrilaba. Ya no existe. Por Loventuel ya no pasaba desde la privatización de los años noventa, cuando cerraron todos los trayectos que no generaban ganancia dejando decenas de pueblos fantasmas desperdigados por el país.

Las batallas nocturnas se apuran a definirse antes de que llegue la luz. Los últimos pasajeros de la noche se mezclan con los primeros del día. La poesía implícita en las estaciones de tren, la nostalgia ineludible de los que dejan la ciudad, la ilusión inocente de los que llegan. Y se va la luna, a veces como sin querer y a veces más tarde, cuando ya el sol inunda la ciudad y todo se ve mucho más esperanzador.

Que se abran las ciudades, que las calles canten su canción y las utopías vuelvan a jugar, que las sombras vuelvan al rincón, que las heridas vuelvan a sanar, y que nunca nos olvidemos que por más invisibles que nos parezcan nuestras almas, la vida siempre está a la orilla de lo increíble. 



NUEVO #CancionesDesdeElBunker! Con Miguel Lo Cane compusimos A la orilla de lo increíble.

#RodrigoSoler #MiguelLoCane #ALaOrillaDeLoIncreible

lunes, 13 de febrero de 2023

ESTE MIÉRCOLES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con Miguel Lo Cane


Empezamos a componer esta canción en mi búnker, yo tenía una progresión de acordes y Mike otra así que musicalizamos una parte cada uno. Después fuimos a la cocina y hablamos sobre qué queríamos narrar. Decidimos arrancar la letra con un cadáver exquisito. Soltamos algunas frases cada uno doblando un papel y así salió la primera estrofa. Seguimos intercalando frases de cada uno y completando la letra

Elegimos hablar de los instantes previos al amanecer, nos imaginamos un escenario urbano, una ciudad renaciendo, el reflejo de la luna, la metamorfosis de la noche en día como si fuera una libélula transformándose en una mariposa. Yo me imaginé una estación de tren. Mike pensó en algo expansivo.

Cada vez que venía tocábamos un par de veces la canción, armábamos algún coro o algún arreglo nuevo, la grabábamos, y luego nos íbamos a la cocina a escucharla mientras tomábamos café, cerveza o vino. Filmamos en diciembre, yo después me fui a Uruguay y de gira a la costa, y le mandé la primera versión del video mientras él viajaba de vuelta a Buenos Aires.

El fin de semana nos juntamos a almorzar, ultimar detalles y a conseguir el objeto que saldría en la portada del video. Queríamos algo que simbolice la noche, el renacer, la ciudad o la transformación. Así que salimos a la calle a buscar un búho, un edificio, una luna, una libélula, una mariposa. En un bazar a tres cuadras del Congreso encontramos unos búhos medios descascarados. El que está en la portada es el único que tenía los dos ojos sanos.

En la cultura celta se pensaba que el búho era el Guardián de la noche, que velaba por las almas y que podía verlas. Las madrugadas, las estaciones y las ciudades están llenas de almas invisibles, de vidas anónimas, y de personajes que van por la vida esperando encontrar a alguien con la misma sensibilidad visual que los búhos.








 

viernes, 18 de noviembre de 2022

Canciones desde el Búnker: Miedo.

David tenía una sala de conciertos en Quito. Se llamaba La Estación y es uno de los lugares más lindos en los que toqué. Tenía murales, un montón de libros abiertos pegados en las paredes y en un rincón, dibujado sobre varios de ellos, un retrato de Hemingway que me encantaba.

El fondo del escenario era una enorme estantería llena de radios y televisiones viejas, tambores, botellas, veladores, retratos, pinturas, fotos, y muchos frascos con líquidos y cosas indescifrables en su interior. Todo ese quilombo y una iluminación linda te hacían sentir en casa.

Ahí coincidimos con L., con quien compartimos escenarios, canciones, cervezas, y algunas noches y desayunos. Un idilio amoroso que duró hasta el fin del viaje y nos hizo sentir un poco menos solos estando lejos de casa.

Yo me había separado de M. la noche anterior a viajar a Ecuador, luego de unos meses intensos e impulsivos. Venía de una época de cierto miedo y con M. había bajado la guardia pero tuve que irme de ahí porque ciertos amores o te hacen sentir increíble o te destrozan.

Cuando era chiquito mi mamá nos llevó a mí y a mi hermana a la Feria del Libro y nos regaló ¡Socorro!, un libro de terror para niñxs escrito por Elsa Bornemann, que estaba ahí y nos lo firmó con un “Para Rodrigo y Romina, para que lo lean al sol” porque decía que las historias de terror debían leerse de día así daban menos miedo y podían disfrutarse más.

Uno de los cuentos era de unas nenas que se daban la mano en la oscuridad para no tener miedo una noche de tormenta y cuando amanecía se daban cuenta que las camas estaban lejos y que no había manera de que llegaran a tocarse entre ellas. Pero terminaba con “acaso a veces los fantasmas también tengan miedo y nos necesiten...” y me di cuenta que era un libro escrito para perderle el miedo al miedo. Gracias, Elsa.

La pandemia —la mayor época de miedo que vivimos como sociedad— consiguió cerrar momentáneamente La Estación. Nos quedamos sin lugar de reunión, sin todo el arte que pasaba por ahí y sin el retrato de Hemingway. Ojalá algún día vuelvan todos ellos. 



#CancionesDesdeElBunker   #RodrigoSoler   #DavidBonilla
#Argentina   #Ecuador   #Miedo









miércoles, 16 de noviembre de 2022

ESTE VIERNES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con mi hermano David Bonilla, filmado entre Ecuador y Argentina!

El primer día que nos juntamos en Quito con David, yo había llevado una estrofa escrita y varias ideas por la mitad. Con Sol habíamos decidido hablar del miedo, pero del miedo como resistencia, como herramienta, como desafío: Ir hacia nuestros más grandes temores porque allí reside nuestra única esperanza.

David probó una armonía y yo iba inventando melodías arriba con esa estrofa que llevé, hasta que encontramos lo que queríamos. Luego me senté al piano y probé una parte B a modo de estribillo, él le agregó algún acorde y dejamos eso medio bocetado. Sol no había podido venir y luego se iba de viaje, así que lo encaramos entre él y yo.

Días después me fui a Cuenca a ver patinar a Valentina. Paseamos con Romina por la Plaza de las Flores y en el centro de artesanos encontramos esta figura del Aya Huma, un ser mitológico de las leyendas indígenas de Ecuador, un espíritu guerrero que tiene la energía infinita de las montañas y ahuyenta a los demonios de las cosechas. Cuenca estaba tan linda como la recordaba. Fuimos a jugar al bowling y a comer a lo de Fabián. Valentina ganó la medalla de plata.

Volvimos en auto por una carretera de montaña que iba serpenteando por la ladera mientras atravesaba varias veces las nubes. Luis manejaba. Romi cebaba mate. Jugábamos a casa o árbol para divertir a Valentina. En algunos momentos de silencio seguí escribiendo la letra.

Nos volvimos a juntar con David, terminamos de armar la canción, la pasamos dos veces y no sólo la grabó sino que después como no tenía manera de hacerle escuchar la base, improvisó los solos escuchando sólo el metrónomo. Cuando terminamos cocinó pasta y nos fuimos a tomar café por la González Suárez.

Me da mucha alegría haber podido hacer esta canción y este video con él, y celebro su talento para armarlo a contrarreloj porque ese mediodía en su casa era el único momento en que coincidíamos antes de que me suba al avión que después de hacer escalas en Guayaquil y Santiago de Chile me traería de vuelta a Buenos Aires.



viernes, 23 de septiembre de 2022

Canciones desde el Búnker: En la guerra conmigo

El cenicero lo compramos con Cecilia la primera vez que estuvimos en Barcelona, de donde es Rafa. Imita el estilo de Miró –que también era catalán– pero nunca pude encontrar a qué cuadro pertenecía y ahora pienso que en realidad a alguien se le ocurrió hacer souvenirs con dibujos lo suficientemente parecidos a los de Miró como para venderse como tales pero lo suficientemente distintos como para no pagar derechos de autor.

Una vez se rompió en varias partes. Lo pegué, pero estas mitades volvieron a romperse tiempo después. Decidí dejarlas así, y buscando la mejor posición para ponerlas en la biblioteca se formó esta especie de cara bufonesca y me acordé de El Carnaval del Arlequín –cuadro que sí es de él– y me pareció señal suficiente para dejarlo así. Un poco más Miró que antes.

Cecilia vino a Madrid unos meses después de que dejé Buenos Aires. Allá vivimos juntos en cinco casas distintas, todas compartidas salvo un monoambiente interior en la calle Galileo 11, nuestra única casa en soledad. Bueno, en soledad fuera de la pareja porque en 23m² unx nunca está solx. Me sentaba en el suelo del baño a componer porque era el único lugar que tenía puerta. La cama se bajaba desde un armario y la ventana en realidad era un ventiluz.

Mirábamos películas y comprábamos muchos libros, que leíamos en el Metro aprovechando que trabajábamos al otro lado de la ciudad. Los jueves a la noche mirábamos a Buenafuente en Antena 3, en el mismo televisor donde vimos las primeras imágenes de los atentados del 11 de marzo.

Éramos unxs niñxs, vivíamos como podíamos, convivíamos como podíamos. Durante esos años Cecilia fue mi familia, y soportó mis silencios, mis ausencias y mis guerras internas todo lo que pudo. El cenicero lo había comprado ella pero no se lo llevó cuando se fue. Y yo viví varios años más en la guerra conmigo.




Nuevo episodio de Canciones desde el Búnker con el gran Rafa Pons.
#CancionesDesdeElBúnker #RodrigoSoler #RafaPons #EnLaGuerraConmigo

martes, 20 de septiembre de 2022

ESTE VIERNES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con el gran Rafa Pons!

Conozco la música de Rafa desde hace muchos años cuando, no recuerdo cómo, llegó a mis oídos su canción Julia Roberts, en la que va hilando maravillosamente títulos y situaciones de películas de Hollywood poniéndose en la piel de un antihéroe que sueña con encontrarse a la actriz en su personaje de Mujer Bonita.

El año pasado lo pude ver en vivo en El Matadero de Madrid. Era un 24 de julio hermosamente caluroso y yo me había escapado del invierno porteño así que era feliz. El show se llamaba Exige tu propia aventura y tenía algo que nunca había visto en un recital: a través de una app la gente podía ir votando entre una u otra canción, y él cantaba en ese momento la más votada. Fue un gran concierto.

Nos volvimos a ver en Argentina, cuando vino con Zambayonni a grabar a Directo en Baires. Cantaron dos temazos y hablamos de música, de barrios, de Buenos Aires, de Messi, del Barcelona. Unos meses después volvió y filmamos este video, una tarde que de repente se hizo noche en pleno invierno porteño.

Desde que quise grabar esta canción para el ciclo, Rafa se me venía a la cabeza constantemente como la persona a la que debía invitar a cantarla conmigo. Para mí fue un honor poder hacerlo. Y creo que todo lo que dicen estas estrofas podría tranquilamente ser cantado por ese antihéroe hollywoodense al que dio vida cuando escribió la primera canción suya que escuché.




domingo, 4 de septiembre de 2022

Canciones desde el Búnker: Cuando el invierno duela

Gabriel se fue a vivir a Madrid hace dos semanas. Será su primera navidad solo en Europa. Las navidades europeas son distintas a las argentinas, el invierno te hace vivirlas distinto.

Solemos estar más vulnerables en invierno y es más probable que la soledad nos atraviese y nos lastime. No es excluyente, claro. Podemos estar tristes en el mejor de los paraísos tropicales, porque la soledad viaja siempre con nosotros, cuando duele y cuando no. Y a veces es nuestra única compañía.

Cuando viví en Madrid, hubo una Navidad en la que estaba muy triste, bastante solo y sin nada que festejar. Vivía en Lavapiés, muy cerca de donde Gaby está viviendo ahora. Me había separado de Vanesa un tiempo antes y estaba en una de esas épocas en las que se me acumulan las derrotas.

Iba a pasarla solo pero a Javier se le había muerto su padre en esos días y estaba tan peleado con las fiestas como yo así que organizamos una Antinavidad: Hicimos fideos –la comida menos navideña que se nos ocurrió–, no hubo regalos, no brindamos a las doce… y no recuerdo por qué, pero tenía una cabeza de títere de Papá Noel, y nos pareció consecuente ir quemándola con un encendedor a modo de venganza con la vida. La tengo hasta el día de hoy, supongo que como recordatorio de una de las veces que toqué fondo, porque acordándonos de cuando caímos también nos acordamos de cuando nos levantamos.

Días después mis amigos Gustavo y Alejandra me invitan a pasar año nuevo con ellos y otras personas. Ese 31 de diciembre conocí a Aurore, que había venido de Francia a hacer un máster en Filosofía y durante unos meses destruyó todas mis penas de amor con su belleza, sus besos, su locura y esa fuerza incontrolable que le daban sus 22 años. Era fuego, y viento, y raves, y marcas en el cuello, y risas, y quilombos, y palabras en francés recitadas al oído.

Me decía j’ai froid cuando tenía frío y me abrazaba y yo la abrazaba y definitivamente Aurore hizo que ese invierno fuera mucho más cálido, y que doliera muchísimo menos.
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 NUEVO #CancionesDesdeElBunker, con Gabriel Ventura Gulí 



miércoles, 31 de agosto de 2022

ESTE VIERNES NUEVO #CancionesDesdeElBunker

Con Gaby nos conocimos hace muchos años en el Cantaloop de nuestra querida Alina, durante un caluroso verano porteño. Un tiempo después lo invité a Sesiones Porteñas y grabamos un video, luego él me invitó a cantar en uno de sus discos y en varios shows, y también nos juntamos muchas veces a comer, beber, fumar, zapar y reír hasta hacernos grandes amigos...

Esta canción es la primera que nació para el búnker y que no está en ningún otro lado. Hasta ahora sólo había hecho versiones de temas de mis discos. Con Gaby queríamos hacer algo juntos desde hacía un tiempo y decidimos intentar componer algo y grabarlo antes de que se fuera a vivir a Madrid.

Nos juntamos varias veces a ir dándole forma y finalmente –a dos días de la fecha límite– armamos el rodaje y filmamos. Atrás de cámara estaban Ratola y el Jipi. El Búnker se llenó de amigos.

La canción habla de una pareja que se termina, y de alguien yéndose a buscarse a sí mismo al otro lado del mundo. Habla del dolor de lo que terminó, del amor a lo que fue, del crecimiento mutuo, de lo que queda y de lo que ya no volverá…. En definitiva, de todo lo que nos enseñan los grandes amores.

Y también de la necesidad de respetar las distancias elegidas cuando el frío, los días cortos, los árboles sin hojas y el imperante gris que cubre el cielo la mayor parte del invierno nos hagan dudar de nuestra decisión de alejarnos y necesitar oír esa voz que durante tanto tiempo fue nuestra casa.



Este viernes NUEVA CANCIÓN: “Cuando el invierno duela”, escrita con mi querido @gabrielventuraguli para #CancionesDesdeElBunker


miércoles, 20 de julio de 2022

Canciones desde el Búnker: Hoy

Lisboa y Londres los conocí con Nadia. Cuando teníamos unos días libres mirábamos a qué capital europea salía más barato viajar y nos íbamos. Vivíamos con ella y con Iván en Malasaña –nuestro barrio favorito de Madrid–, trabajábamos de lo que fuera y hacíamos teatro juntxs.

Candem Town es un refugio alternativo en pleno Londres, con mercados laberínticos llenos de tiendas surrealistas y un zoológico hermoso de gente increíble. Ahí le compramos a Iván unas réplicas de los cuadros que hacía el pintor heroinómano de la serie “Héroes”, con los que predecía el futuro. El cuadro más famoso era el de “Salva a la animadora, salva al mundo”. The World’s End está en la entrada del barrio y a Nadia y a mí nos pareció el lugar adecuado para nuestras primeras pintas londinenses.

Con Iván recorrimos Marruecos durante veinte días. Estuvimos en Marrakech, Essaouira, Sidi Kaouki, Asilah, Tanger, Chaouen y Fez. Las medinas de las ciudades árabes son básicamente un laberinto de callejones rodeados de una gran muralla. El día que llegamos a Marrakech hacía 47 grados. Los ancianos tomaban té de menta muy caliente y decían que era lo mejor para combatir el calor. Lo probamos. Tenían razón.

El Barrio Alto de Lisboa es un barrio distinto dependiendo la hora. De día está lleno de galerías de arte y tiendas de diseño y de noche los bares sacan barras a la calle, ponen bandas en vivo y explota de gente. Nos perdíamos con Nadia por las calles yendo de bar en bar entre la multitud, los mojitos, la música, los dealers y los turistas.

Aquel día en Londres me compré un imán de “Salva a la animadora, salva al mundo” y hoy, trece años y una mudanza intercontinental después, sigue sorprendentemente pegado en mi heladera. Es el que está en la portada de este video.

Esta canción habla de perseguir la inmortalidad, la poesía y la aventura en cada viaje. Iván y Nadia son mis superhéroes favoritos y con ellxs viví muchos de los momentos más felices de mi vida. Candem Town, el Barrio Alto o la Medina de Fez son sólo algunos de los laberintos que recorrimos juntos.
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 NUEVO #CancionesDesdeElBunker, con Flor Albarracín

lunes, 18 de julio de 2022

ESTE VIERNES NUEVO #CancionesDesdeElBunker

Las plantas –que poco a poco van formando una selvita– tienen varias funciones en el balcón de Flor. Una de ellas es ayudar al jacarandá que está en la puerta de su casa a ir tejiendo poco a poco un paisaje verde que oculte al menos en parte a la Avenida Santa Fe. Lo plantaron cuando se fue a vivir ahí y la primera vez que entré a la casa de Flor apenas llegaba al piso del balcón, era poco más que una promesa a futuro, pero un par de años después ya tiñe de verde las vistas, escondiendo una parte de asfalto. Las plantas también, se fueron enmarañando entre las rejas del balcón, unas con otras, combatiendo el gris y llenándolo de vida.

Nuestros ensayos incluyeron jardinería, charlas existenciales, zapadas sobre la pentatónica que forman las teclas negras del piano y excursiones por el barrio para conseguir chipá.

Nos mostramos y convidamos varias cosas entre nosotrxs. Ella, panes de masa madre y cafés. Yo, habas tostadas y mermeladas de higo. Ambos, gajitos de plantas para el balcón del otrx y consejos para cuidarlas.

Cuando empezó la cuarentena yo venía probando pianos para –por fin– comprarme uno. Había ido a varios lugares y probado cerca de cuarenta pianos diferentes, con la fe de saber en el instante de tocarlo cuál era el mío. Flor me recomendó el lugar donde compró el suyo, y ahí finalmente encontré el piano que buscaba, un F. Geissler al que adoro muchísimo y al que estaré unido de por vida.

Nos conocimos un día que Flor vino a grabar para Directo en Baires, llegó con su acordeón y tocó y cantó con una potencia increíble una canción hermosa… y luego la vida y la música nos fueron cruzando en diferentes situaciones, en diferentes canciones, en diferentes escenarios.

Esta versión la armamos un poco en su piano –que está justo al lado del balcón y del jacarandá– y un poco en el mío, ese que encontré gracias a ella.

 ESTE VIERNES NUEVO #CancionesDesdeElBunker con Flor Albarracín.